“Cada día es diferente, puedo ser muy creativa en mi profesión. Creo que es un privilegio poder seguir el desarrollo de los niños a lo largo de su educación primaria y ofrecerles lo que necesitan para su próximo paso de desarrollo. También me gusta el aspecto social: la interacción con los niños, los padres y el equipo “.

“Lo mejor de enseñar a los niños más pequeños es observar y estimular su desarrollo. Lo consigo sentándome en el suelo con ellos durante el juego libre, haciendo bromas infantiles y ayudándolos a crecer y prosperar. Los abrazos y el amor incondicional que me dan son un regalo maravilloso. Prefiero trabajar con niños de esta edad porque aún son muy abiertos y honestos. Todavía no tienen las habilidades sociales para fingir ser diferentes de lo que son “.

“Lo que más me gusta de mi profesión es el trato, el contacto y compartir el día a día con mis alumnos. El aspecto socio-emocional de los niños es algo que me apasiona y me permite desarrollar mi capacidad empática, entre otras. Con ello, intento sacar lo mejor de ellos de una manera cercana y positiva, respetando el propio proceso de maduración y crecimiento. Me encanta ver los progresos y como van superando las dificultades del camino. Además, disfruto dando clases donde pongo mi energía y mi entusiasmo, que me es devuelto con creces por ellos.”